Hablemos sobre el voto electrónico

¿Sabés lo que es el voto electrónico, y sobre cómo vulnera tu voto? En este episodio, hablamos sobre esta modalidad de voto, y de sobre como la presentación de la misma como una solución a los fraudes dentro de nuestro sistema electoral debe ser mirada con ojos críticos, teniendo en cuenta sus vulnerabilidades y falencias. Contamos además con la experiencia de Enrique Chaparro, un referente sobre el tema, quien desde la Fundación Vía Libre realizó una campaña en contra del voto electrónico.

Esta es una producción realizada por Belén Giménez para Radio Cyborg, bajo licencia CC. Para este episodio, usamos las siguientes canciones con licencia CC: Pshaw  de Podington Bear, Kovd y Flor Vjell de Blue Dot Sessions. Los pedazos de audio utilizados para este episodio pertenecen a las entrevistas realizadas por Al Pie de la Letra DE CNPy y Jaque Mate de Radio Ñandutí en Noviembre de 2018. El audio del discurso de Nicolás Maduro lo podés encontrar acá y el video de lo sucedido en las elecciones en Neuquén podés encontrarlo acá.

Para más información podés visitar nuestros artículos sobre voto electrónico en: https://www.tedic.org/tag/voto-electronico/

Guión del episodio

Belén Giménez:  ¿Qué es el voto? Se lo puede definir como una expresión de la voluntad de uno, y la base de legitimación del sistema democrático y el ejercicio de la ciudadanía. El aspecto secreto del voto es un fundamento que garantiza el derecho de cada ciudadano a votar de manera libre. 

El sistema de votación es uno de los pilares que influye en la efectividad y en la transparencia del proceso electoral. Durante el mismo, la participación ciudadana no se limita en elegir la candidatura en la boleta: las personas también pueden supervisar y auditar el acto electoral.

Las sospechas de fraude en nuestro sistema electoral a resultado de incongruencias entre los conteos realizados por los partidos y los que aparecen en los certificados de votación del Tribunal Superior de Justicia Electoral despertaron interés en plantear el uso de voto electrónico como intento de mejorar el monitoreo y velocidad de procesamiento de votos, apuntado así a encontrar una solución a las viejas y actuales prácticas de manipulación electoral. 

Desde TEDIC, apoyamos el uso de tecnologías para ejercer una participación ciudadana íntegra y transparente, y posicionamos al uso tecnológico no como una solución absoluta, sino como una herramienta que permite realizar acciones que tengan como objetivo el ejercicio de la ciudadanía sin vulnerar los derechos de la misma. 
En este episodio, estaremos hablando sobre el voto electrónico, sus características y falencias, y sobre cómo su uso no garantiza ni asegura un proceso electoral menos fraudulento.

El 24 de julio de 2018, representantes del Partido Patria Querida presentaron un proyecto de ley de Desbloqueo de listas sábana, el cual pretendía incluir el uso de urnas electrónicas en procesos electorales, argumentando que al tener las listas desbloqueadas, es necesario contar con un sistema que automatice los conteos, debido a que hacerlos a mano llevaría mucho tiempo, y también debido al porcentaje de errores en el recuento de votos de la más reciente elección presidencial, alcanzando a más de la mitad   de las mesas de urna. De acuerdo al diputado Sebastián Villarejo del Partido de Patria Querida, en las elecciones presidenciales del 2018, las actas de 2363 mesas, lo cual es más de un 10% de las actas de 21.000 mesas tuvieron errores superiores al 5%. 

Se plantea a este proyecto como una solución y mejora de nuestro sistema electoral actual, el cual es uno analógico en su mayoría. Este tipo de enfoque hacia el solucionismo tecnológico de por sí posee falencias, ya que los problemas actuales dentro de nuestro sistema electoral van mucho más allá de simplemente colocar una máquina que automatice los conteos. 

En noviembre, pudimos traer a Enrique Chaparro, experto en seguridad de sistemas de información de la Fundación Vía Libre en Argentina, una organización que lideró una campaña contra el voto electrónico en su país, y que a través de una serie de entrevistas, llegó a compartirnos su experiencia sobre este tema, comentándonos, aparte de una variedad de cuestiones a tener en cuenta en relación a este tema, sobre cómo el hecho de depositar una confianza absoluta en una máquina para resolver problemas del sistema electoral lleva a varias falencias. 

Enrique Chaparro: El sistema de votación es una de las piedras angular del sistema electoral pero no es todo el sistema electoral, y a veces terminamos echándole la culpa de las fallas del sistema electoral al sistema de votación en particular; y creemos que si aplicamos alguna especie de polvo mágico sobre el sistema de votación, las fallas del sistema electoral se van a curar de una manera como por ensalmo. Mucho cuidado cuando ponemos una caja negra entre la voluntad de los que votan y la expresión de esa voluntad, y tenemos el mismo problema digamos, un objeto en el que tenemos que tener confianza última.

Belén Giménez: Tener que confiar en una máquina cuyo conocimiento sobre su manejo y funcionamiento corresponde a una élite tecnológica implica tener que ceder nuestra expresión de voluntad. 

No solamente la ciudadanía queda ajena a la seguridad plena de que su voluntad fue registrada y expresada, sino que también queda sujeta a la voluntad de esta élite de programadores y tecnólogos, vulnerando así el sistema democrático, el cual requiere que todos los pasos en el proceso electoral estén sometidos a la verificación por parte del público. La implementación de un sistema de voto electrónico implica renunciar al control ciudadano de este proceso, debido a la imposibilidad de tener los resultados comprobados por el ciudadano de manera confiable y sin conocimientos técnicos especiales. Ya la complejidad técnica implica una imposibilidad de control ciudadano y relega el análisis a un sector muy reducido de informáticos y empresas.

Enrique Chaparro: Alguno pocos tenemos el privilegio de poder interpretar un poco mejor qué es lo que la máquina hace, porque es nuestro oficio, porque nos hemos dedicado a eso durante muchos años pero no es el común de las personas el que puede hacer ésto. Entonces, para la ciudadana y el ciudadano de a pie hay una especie de intersección mágica entre su voluntad y el instrumento que va a registrar su voluntad; y, entonces le estamos quitando valores democráticos al sistema porque ya la capacidad de controlar la elección pasa del común de los ciudadanos, a una pequeña élite de los que sabemos mucho de informática; y ésto es peligroso, no sólo en términos de la seguridad explícita de un acto electoral, es peligroso en términos de la solidez institucional de una democracia.

Belén Giménez: Aparte de tener que ceder la expresión de voluntad de los ciudadanos debido a la intermediación de una máquina y hacer que el proceso como totalidad sea menos democrático, el sistema del voto electrónico vulnera, además del aspecto secreto del voto, características elementales como la integridad y la igualdad, principios internacionales de los Derechos Humanos que conforman los sistemas constitucionales modernos:

Enrique Chaparro: Canónicamente decimos, bueno en los… cualquier sistema de votación tenemos que resguardar la integridad, es decir, que el resultado final refleje la suma de las voluntades de los votantes; tenemos que resguardar el secreto porque el secreto es la garantía de la libertad del voto, si alguien conoce mi voto puede influir. A tal punto hemos defendido el secreto del voto que ni siquiera yo puedo probar cómo voté o no debería poder probarlo, y además todo el sistema electoral tiene que ser usable por todos los electores porque o sino estoy contrariando el principio de igualdad. Este, en todos esos aspectos se presentan problemas relacionados con las tecnologías informáticas.


Belén Giménez: La inclusión de una modalidad de voto electrónico aumenta los riesgos de manipulación y de fraude. 

Además de poseer un mayor control sobre el mantenimiento y actualización de las máquinas, las empresas también poseen una mayor capacidad de control sobre los procesos y resultados, lo cual genera dudas sobre la capacidad de otros sectores de poder auditar dichos procesos e identificar instancias de fallos o fraude. 

La vulneración del software y del hardware es otro punto a ser considerado como falencia y como cuestión que pone en riesgo la integridad y el secreto del voto. Los sistemas de voto electrónico que fueron auditados a nivel mundial demostraron fallas insostenibles de sus sistemas informáticos.

Riesgos como la alteración de los votos se ven incluso más factibles con el uso de un sistema que es vulnerable a fallas y hackeos.  Si ya contamos con un proceso electoral en el cual tácticas como crear sistemas clientelares para conseguir votantes a candidatos de ciertos partidos, alterar las actas, modificar las transmisiones y violentar los conteos, insertar el uso de un sistema de voto electrónico a la ecuación abre la posibilidad de hacerlo en mucho mayor medida y sin la capacidad de una auditoría ciudadana, ya que el manejo y el funcionamiento de estos sistemas son incomprensibles para la mayoría de los actores y los participantes del proceso electoral. 

Enrique Chaparro: En un sistema de votación primero tengo que garantizar que nadie sabe cómo voté, y en segundo lugar nadie puede devolverme el voto: “ah no, este voto el sube está mal computado entonces acá lo tiene de nuevo, y vótelo de nuevo”, ésto no puede suceder. Esta característica especial de los sistemas de votación lo hace vulnerable a diversos tipos de ataques que tienen que ver con la alteración de los resultados, alteración microscópica de los resultados. Para cualquier organización política, cualquier fuerza política que pretenda cambiar imperceptiblemente el resultado tiene que distribuir esos cambios en todas las mesas electorales, tendría que cambiar tres o cuatro votos en cada mesa electoral, eso requiere un nivel de colusión de las autoridades de mesas y una capacidad de logística, de despliegue de esa fuerza política que es eventualmente inimaginable. Ahora, cuando cada una de esas mesas electorales corre el mismo programa de computadora, a mi me basta con alterar el programa una vez y replicar. Entonces los problemas de escala maximizan ciertas opciones de fraguar resultados, y fraguarlos de modo tan pequeño que no sean fácilmente perceptibles; es decir, partido que normalmente gana en un cierto distrito sacó 1% más nadie te va a levantar el avispero y si donde normalmente pierde, sacó también un 1% más tampoco a nadie le va a alarmar; entonces, el riesgo por un lado está en la escala. Otro riesgo sustantivo está en la posibilidad de construir excusas plausibles para los que perdieron; la lección a los ciudadanos nos da dos informaciones fundamentales: nos da el nombre del partido, de la persona que ganó la elección; nos da elementos de convicción para afirmar que los que perdieron, perdieron. Ahora, si yo perdí y no estoy contento con el resultado, es muy difícil que pueda construir una hipótesis que dice, este no sé: “desde un remoto satélite el soviético usado en la Guerra Fría, alguien cambió los resultados electorales dentro de las urnas”, ésto no va a funcionar; sin embargo, permite construir excusas plausibles en: “hay un error en el programa que genera ésta diferencia” y permite construir, lo que me parece aún más peligroso, argumento coerción. 

Belén Giménez: Argumentos como estos causan que ciertas diferencias generadas por hackeos o fraudes intencionales sean justificadas por una falla del sistema, invisibilizando, en muchos casos, instancias de manipulación e intervención. 

A todo esto, cabe agregar la posibilidad de la intervención de una potencia extranjera ya sea para volcar la elección hacia cierto candidato o dificultar su elección. Edward Snowden, referente de la tecnología, se ha mostrado preocupado sobre este punto, alegando que los sistemas de inteligencia realizan este tipo de acciones normalmente y los sistemas de votación electrónicos abren la puerta para ello.

Que el uso del sistema de voto electrónico posea una vulnerabilidad tan grave traen como ejemplo casos de países que fueron abandonando su uso. Tal es el caso de Alemania cuya corte constitucional prohibió el uso del voto electrónico, declarándolo inconstitucional en el 2005 debido a la vulnerabilidad detectada que tenían los sistemas de ser hackeados. Además, países como Finlandia, Austria, Dinamarca y Holanda llegaron a incluir sistemas de voto electrónico en sus procesos electorales anteriormente, pero abandonaran su uso debido a que es difícil asegurar la fiabilidad de los resultados, así como también el aspecto secreto del voto.

Chaparro, junto a un grupo de expertos informáticos, presentó un informe en el 2015 demostrando que el sistema de voto electrónico aprobado por Argentina tenía una variedad de vulnerabilidades. Entre ellas se demostró que las boletas podían ser identificadas, leídas y alteradas por terceros, y encontraron que acercando un celular a una boleta de votación, se podría leer el voto, vulnerando nuevamente el secreto.

Actualmente, siguen habiendo quejas a causa de irregularidades que presenta este sistema. El 10 de marzo de 2019, autoridades del partido de la Unidad Ciudadana-Frente Neuquino denunciaron haber constatado «irregularidades con las máquinas de votación» del sistema de Boleta Única Electrónica el cual se utilizó para elegir al gobernador en la provincia. Sergio Fernández Novoa, candidato a diputado por el partido, afirmó la recepción de información de distintos votantes alrededor de la provincia que, durante el intento de la emisión de votos, las máquinas no funcionaron de la debida manera, comprobando que los votos no eran los que habían intentado emitir. Seguidamente, enfatizaron la necesidad de comprobar que lo que uno votó es exactamente lo que quiso votar, y en caso de encontrar un error, que advierta de esto al presidente de mesa para así realizar un cambio de máquina.

En un video durante el evento, un votante narra lo que le sucedió al notar un error delatado por su comprobante:

Mujer periodista: Si podes empezar a hablar, a contar qué fue… cómo lo resolvieron en la mesa.

Varón votante: Bueno, primeramente me habían, este… dicho que no podía votar, de que mi voto quedaba, este… nulo. Consultado como a las dos horas recién resolvió, este… la Junta Electoral que podía, este… votar. Así que bueno, afortunadamente quedó ese voto nulo y pude votar nuevamente. Yo lo que le pido a la gente es que corrobore lo que dice la impresión de la boleta porque puede ocurrir, este… como de hecho ocurrió, este… que uno vota, elige determinada lista y después aparece impresa otra lista a la cual uno no había elegido. Así que bueno, se pudo corregir y ésto sirvió para que todos estos casos que de aquí en más ocurrieran en San Martín de los Andes, este… y en el resto de la Provincia que sean solucionados de esa forma, pudiendo el votante emitir nuevamente su voto.

Belén Giménez: Además, Chaparro también llegó a mencionar un caso regional en donde se ejemplifica la vulneración del aspecto secreto del voto y la identidad del votante: 

Enrique Chaparro: Un suceso que es espeluznante, que sucedió durante la elección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela; donde hace un discurso público alrededor de sus partidarios diciendo que bueno, la diferencia que habían obtenido, que le había permitido ganar la elección había sido más pequeña que lo esperado, la más pequeña desde que el chavismo se instaló en el poder en Venezuela, que eso se debería a diversos factores. Uno de esos factores era que un gran número de compatriotas no los habían votado, en un momento de su discurso dice 900.000 (novecientos mil): “sabemos quiénes son, con número de cédula y todo”.

Audio de Nicolás Maduro: Novecientos mil (900.000) compatriotas, novecientos mil, ya los tenemos con cédula de identidad y todo.

Enrique Chaparro: Si es cierto o no es cierto, jamás lo sabremos; que tenía la lista de los 900.000 (novecientos mil), lo que sí sabemos es que es plausible que la tuviera porque el sistema de voto electrónico que se utiliza en Venezuela, implica además el registro biométrico de los ciudadanos y entonces es posible asociar al votante con su voto. Si se hizo o no se hizo, insisto,  no lo sabremos pero ya permite proferir la amenaza; y, entonces, si tu empleo o, este… o tu asistencia a la universidad o, este… la construcción de tu casa depende de la voluntad de quien esté en el gobierno, probablemente pensarías más de dos veces la posibilidad de votarle en contra.

Belén Giménez: En Paraguay, nuestro marco normativo determina claramente que el voto es secreto, es decir, a pesar de que el proceso electoral como uno público, el acto de votar no lo es. La libertad para elegir las autoridades está garantizada por ese secreto y si esto no se cumple, el sistema representa de un fracaso. Los sistemas de votación electrónicos actuales vulneran esta garantía del secreto en el voto, pilar del sistema.

En lugares en donde se quiso implantar las boletas electrónicas, aunque no se registre la identidad de quien votó, se puede agregar información en las mismas que permitan saber el orden de votación. Los sistemas actuales de voto electrónico que están siendo utilizados en Brasil, Venezuela e India, mezclan el orden de votos emitidos, una vez cerrada la mesa. Sin embargo existen posibilidades de poder reconstruir dicho orden con los conocimientos informáticos adecuados. Y en el caso de los métodos analógicos como la boleta de papel, eso imposible.

Sistemas de voto electrónico mixto, en el cual hay un registro impreso para constancia del votante, y un registro digital almacenado por la máquina fueron sugeridos como solución para mitigar la falta de fiabilidad de un sistema de votación solamente electrónico. Sin embargo, con ese sistema también se viene una variedad de falencias que no son solamente técnicas, sino también de carácter humano:

Enrique Chaparro: El registro impreso ayuda en términos de proporcionarle al votante la constancia de que uno de los registros que se guardó refleja su voluntad, y el otro que se guardó en forma digital, el votante no tiene manera de saber; que puede ser correcto o puede que no sea correcto. Ahí jugamos mucho más que con la tecnología, con la predisposición que los seres humanos tenemos hacia la tecnología. Imaginemos que tengo tanto va y obtiene su papelito que dice qué es lo que voto, en principio hay una distancia que genera confusión: “Yo en la imagen vi la cara en colores del candidato y el logo del partido, y tengo en mi mano un ticket como el del supermercado chino que dice el nombre de alguien”, hay una buena probabilidad de que no reconozca un error, sumado a ésto que sabemos por unos cuantos estudios que se han hecho, que alrededor de la mitad de las personas no controla el comprobante impreso; especialmente cuando como muchos sistemas, como se hizo en Venezuela por ejemplo, no estás forzado a hacerlo. Algunos sistemas que se usan en Estados Unidos no se complica la emisión del voto hasta que vos no leíste el pedazo de papel y apretaste un botón específico. Este tiene otros problemas, es un problema mecánico, se traba el sistema porque hay más piezas en juego etcétera, pero hay un nivel mayor de aseguramiento, de la mitad que lo lee si aparece un error, la abrumadora mayoría lo va a tribuir a un error propio, tenemos un sesgo cultural que dice que las máquinas no se equivocan, si no que, nos equivocamos nosotros es decir uno empieza a jugar con ciertas variables psicológicas también.

Chaparro también mencionó un estudio realizado por una universidad estadounidense comparando varios sistemas de revisión de los comprobantes generados por el sistema, y entre las cosas que midieron, una de ellas fue si las personas que votaban percibían el error e informaban el error que habían percibido. Encontraron que una parte de las personas que habían encontrado un error en el comprobante impreso, pero que llegaron a informar a los demás que lo habían encontrado. A la hora de realizar una entrevista posterior, estos participantes admitieron que no llegaron a informar esos errores por vergüenza, por no querer quedar mal ante los demás y dar la impresión de que no sabían usar una máquina.   

Dentro de todo, una ventaja de los sistemas de votación que no son electrónicos es que, dentro de la misma, generan ya una familiaridad y  una mayor certeza de expresión de voluntad del voto. 

El proceso por el cual, quien vota pone una cruz o una marca al lado de  la imagen del partido que va a votar o de su candidato favorito, genera una enorme certeza, no hay intermediación yo puedo estar perfectamente seguro que puse mi marca al lado de la cara del candidato. El proceso por el cual  registro esta elección que es doblar la papeleta y depositarlo en la urna también tiene un enorme grado de certeza porque yo puedo verificar perfectamente que al comienzo de una elección una urna está vacía es un proceso físico, sencillo, accesible a cualquiera  no puedo verificar desde el comienzo de una elección que una computadora esté vacía , salvo preguntando a la computadora y que me diga que está vacía, lo cual es una tontología. El problema está a la hora de transformar esto en resultados, entonces la advertencia aquí es “no rompamos lo que está bien” la emisión del voto esta bien, el registro del voto está bien, ¿tenemos problemas en la cuenta? concentrémonos a pensar que tecnología son adecuadas a la hora de mejorar las cuentas.

Belén: Esto indica que el problema que se quiere solucionar es el conteo en sí, cosa que un sistema de voto electrónico no puede mitigar de por sí. Existen tecnologías que se basan directamente en automatizar el sistema de conteo, sin vulnerar el aspecto secreto del voto y sin dejar de lado el proceso de auditoría de las elecciones: 

Enrique Chaparro: Hay muchas tecnologías posibles de asistencia al humano, que en definitiva, es responsable como autoridad de esa mesa. En los EEUU se usa mucho, te diría que el 60% de los votantes de los EEUU usa un sistema  de lectura de marcas es decir el votante completa su boleta con todas las opciones y se dirige a la primer urna que está vacía, la urna tiene un escáner, el escáner lee la boleta completa, eventualmente emite una señal que le dice que está todo bien o  aquí hay problemas ¡Perdiste! ya depositaste tu voto pero tené en cuenta que votaste de menos o demás en una opción esa boleta se deposita por la misma trayectoria del escáner en una de dos urnas, una es la que pude leer perfectamente y la segunda normalmente más pequeña en un tacho de plástico rojo, son las que requieren inspección humana porque las marcas no están claras, porque está desplazadas, o alguna cosa por el estilo, finalizado el horario de elección uno obtiene la totalización que corresponde a esa urna, confecciona a partir del mismo sistema las certificaciones que además se guardan en un medio que puede ser transferido para hacer la totalización  y puede proceder a hacer una auditoría de control contando físicamente las boletas y fijándose qué sucedió, de ahí no rompimos nada del proceso sobre el cual las personas que votan tienen confianza que es “yo marque lo que debía y lo deposité correctamente en la urna” y agregamos valor en el punto, que es más crítico, que es hacer bien las cuentas. Por supuesto esto no está exento de problemas, Andy A. un profesor de Springstone hace poquito escribió un artículo hace “10 maneras de distintas de engañar a sistema de lectura de marca” que yo podría programar el sistema para que las marcas que no están claras del todo, pero favorecen a mi partido, se cuentan pero las que no están claras del todo que se aplican a partidos contrarios no se cuentan. Por eso es necesario que además del proceso automatizado hagamos procesos consistentes de auditoría sobre el único elemento que da fe de lo que el votante quiso votar que es la boleta que él mismo marcó.

Belén: Otra falencia en cuanto al uso de máquinas de voto electrónico es la sostenibilidad de funcionamiento que posee, y la complejidad de mantenimiento que requiere. Los costos de arreglo y mantenimiento de la máquina, tanto de hardware como de software, son muy elevados, y teniendo en cuenta el periodo de tiempo entre elecciones y el rápido avance tecnológico, muchas máquinas que fueron utilizadas en elecciones pasadas requieren actualizaciones que muchas veces no son aplicables a los programas y/o funcionalidades que tienen, y ya se pueden volver obsoletos muy fácilmente, representando además un gasto significativo de dinero. En especial si el estado apunta a mantener este sistema de voto, ya que eso requeriría gastar una elevada suma de dinero para comprar máquinas más nuevas para cada elección. 

Con esto, también existen espacios en blanco en ciertos aspectos que no se han llegado a responder y que posicionan al voto electrónico como una modalidad lejos de ser sostenible y transparente, cómo quiénes estarán a cargo del custodio y el cuidado de las máquinas, los procedimientos de seguridad en el traslado de las mismas, además de quiénes harán las actualizaciones y reparaciones requeridas para que cada máquina esté en perfecto funcionamiento. Además, la alta delicadeza de los dispositivos hace que estos no garanticen un voto íntegro en lugares de difícil acceso, ya que el traslado y el cuidado de los mismos supone todo un desafío.

Además, compartimos otro punto dicho por Enrique Chaparro: 

Enrique Chaparro: Nunca hagas nada cuyas consecuencias no puedas evitar, si yo cometo un error garrafal en un proceso de construcción democrática el costo que se va a pagar es altísimo, porque fundamentalmente construir confianza en las elecciones la mayoría abrumadora de la gente crea, que las elecciones son un buen reflejo de la realidad política y permiten construir hacia el futuro es un proceso que lleva muchos años, destruir la confianza en las elecciones es un proceso que lleva minutos. 

Fundamentalmente construir confianza y fiabilidad en las elecciones en los ciudadanos es un proceso que lleva muchos años, pero dañar esa confianza que se tiene hacia las mismas es un proceso de minutos. 

CONCLUSIÓN

Belén: Todas estas cuestiones hacen que desde TEDIC enfatizamos nuestra postura de no apoyarnos en el sistema del voto electrónico como la solución a los problemas electorales del país. Con todo esto, es necesario tener en cuenta lo siguiente:

Si el voto puede ser leído por terceros, nuestros derechos de privacidad y el aspecto secreto del voto se ven gravemente vulnerados;

Si el sistema contiene vulnerabilidades, no puede entonces considerarse como uno seguro;

Si los sistemas de las máquinas, tanto de hardware como de software, son privativos, y no de software libre, se pierde la transparencia en nuestro sistema electoral;

Si la auditoría está limitada solamente a un grupo de expertos con conocimientos técnicos especializados, no es igualitario. 

Si ya de por sí el voto electrónico no resguarda estos aspectos, no nos permite ejercer la ciudadanía de manera íntegra, y nos priva de votar de manera igual, libre, secreta y universal. 

Esto fue: Hablemos sobre el Voto Electrónico, una producción de Belén Giménez para Radio Cyborg, de TEDIC Paraguay.

Este episodio está disponible bajo la licencia Creative Commons: reconocimiento compartir igual 4.0. Esto quiere decir que vos podés reutilizar, remezclar y crear a partir de esta obra, incluyendo fines comerciales, siempre y cuando le den el crédito al autor y la nueva creación lleve una licencia igual a esta.

Agradecemos a Enrique Chaparro de la Fundación Vía Libre por compartir sus experiencias sobre el voto electrónico. 

Los pedazos de audio utilizados para este episodio pertenecen a las entrevistas realizadas por Al Pie de la Letra y Radio Ñandutí en Noviembre de 2018.