​ Ojos que no ven, tecnología que no siente

Publicado en julio de 2017 en la red de Innovación política. Descargar original

En la semana que empecé a escribir este artículo, nuestra organización recibió una citación judicial, y comenzó un proceso judicial por un amparo interpuesto por el bloguero Raúl contra una periodista paraguaya y contra nosotras. El amparo solicita censurar las capturas del chat grupal del “Messenger de Facebook” en el que Raúl y otras personas, intercambian ideas acerca de cómo van a “corregir” la identidad sexual de la periodista. También se solicita censurar nuestra publicación en la web de TEDIC1 que había documentado lo sucedido como violencia de género en Internet, luego de que la víctima lo denunciara públicamente en las redes sociales.
La conversación consistió en atacar a la integridad física de la periodista, que además fue incluida compulsivamente al grupo de chat para descubrir de esa forma, las atrocidades que este grupo de “machos” querían realizar contra su persona. Sin embargo hoy, uno de los responsables de este lamentable acontecimiento decidió demandar a la periodista y a nuestra organización: porque “la publicación y difusión de esta conversación daña su honor, imagen, reputación y privacidad”. Es por ello que solicita la censura de las publicaciones. Este bloguero reconoce el contenido del chat como suyo pero minimiza el hecho alegando que sólo se trataba de una “broma”.

La sentencia de primera instancia dió lugar al pedido de amparo, argumentando que las publicaciones deben ser retirados porque “puede seguir siendo objeto de malas interpretaciones por parte de los usuarios de la red”, calificando al debate que se generó en torno al tema de la violencia de género de “insustanciosa”. Sin duda esta sentencia genera un precedente funesto a lucha por los derechos humanos y violencia contra las mujeres. Es una muestra mas de tensión que existe actualmente en nuestras sociedades que no permiten disidencias y diversidades.
Por eso apelamos, porque no podemos permitir censuras ante la violencia de género en Internet, la libertad de expresión es casi nuestra última herramienta de denuncia y protección, porque existe una miopía ante los análisis de contextos, excluyendo las relaciones de poder que actualmente vivimos en la internet y fuera de ella. Porque los ojos de jueza paraguaya es un reflejo de las prácticas patriarcales, porque no nos ven y porque no nos sienten.

¿Cuán agresiva y violenta es la Internet para las mujeres?

Internet ha cambiado nuestra forma de producir, consumir y comunicarnos en el mundo. También ha creado una gran expectativa como paladín de la democracia, participación ciudadana en los procesos, horizontalización de los procesos, etc.. Sin embargo los últimos años nos han demostrado que existe un desbalance: Internet está más controlada, más centralizada y vigilada. En consecuencia se reflejan los mismos problemas sociales que existen fuera del ámbito digital: algunos de ellos son las prácticas de exclusión2 y violencia que se podemos apreciar en la brecha de género3.
“Los desequilibrios históricos en las relaciones de poder entre el hombre y la mujer, agravados por el aumento de las desigualdades dentro de las sociedades y los países y entre ellos, están dando lugar a una mayor discriminación contra las mujeres. En todo el mundo, la tradición, los valores culturales y la religión se utilizan indebidamente para restringir los derechos de las mujeres, afianzar el sexismo y defender las prácticas misóginas”- Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas en el marco del día internacional de la mujer.

Por ejemplo existe la diferencia en el salario en el área de tecnología favorece un 28% a los hombres en las mismas variables en educación, años de experiencia y edad4. En Silicon Valley, sólo el 11% de los ejecutivos son mujeres5. Y con una mayor probabilidad de ser acosada sexualmente6 que los hombres. Estos número se agravan sin son mujeres transgéneros o mujeres negras.7. En America Latina, un continente de 47 millones de personas se mantiene este alto nivel de discriminación contra las mujeres, llevando a casos extremos de violencia como la muerte de una mujer cada dos días8.
Ante esta realidad ¿es la tecnología neutra e imparcial? ¿cada bit es culpable de las exclusiones de grupos vulnerables y agresiones que existen en la red? La brecha digital de género conlleva problemas reales y determinantes para la vida de las mujeres, la comunidad LGTBQI y las comunidades originarias y otros grupos vulnerables.
Este tipo de situaciones por lo que estamos pasando en nuestra organización se repiten constantemente, según la publicación de la World Web Foundation9: las mujeres más activas en Internet (blogueras, periodistas y activistas en general) se exponen a un mayor riesgo de sufrir violencia de género10 en forma de agresiones, comentarios sexistas, amenazas y descalificativos, provocando autocensura o cancelación de sus perfiles en las redes. Esto se refuerza con el análisis de The Guardian11 que revela que unos 70 millones de comentarios escritos por mujeres, personas con identidad LGBTQi y judíos, durante 10 años, padecieron acoso en línea en forma regular y consistente.

Esta violencia de género en Internet se traduce como una de las variables12 de la brecha digital de género. La exclusión de grupos vulnerables sigue aportando una estadística muy negativa: el acceso y uso de Internet por parte de mujeres es 250 millones menos que hombres según la ITU13. Aunque existen aumentos de la brecha de género a niveles regionales –África con un 23% y América con 2%14 – estas mediciones no incluyen un análisis sobre el bajo porcentaje de mujeres que realizan carreras basadas en TIC, así como tampoco sobre las condiciones de trabajo en líneas de ensamblado en maquilas tecnológicas, y tampoco sobre las desigualdades de sus remuneraciones con respecto a sus pares hombres. Lamentablemente a estas cifras negativas se suma el estudio de Oxford Internet Institute15, demostrando que el 84% de los artículos de Wikipedia se concentra en el Norte global, y que el 80% de los editores a nivel mundial son hombres. Esta desigualdad y exclusión global no dista mucho de los resultados en América Latina, por ejemplo en Paraguay en universidades que se relacionan con la informática, se estiman que de cada 10 alumnos informático 1 es mujer16.

Según la encuesta de Karisma de Colombia para su investigación en WebFoundation17, la mayoría de las mujeres se conectan a Internet a través de sus teléfonos celulares y mayoritariamente utilizan para sus relaciones y actividades sociales – conocer gente nueva, entretenimiento-. Sin embargo un porcentaje muy bajo usan como herramienta política para informar y ser informadas.
Por otro lado, la red social en la región mas utilizada por las mujeres por excelencia es Facebook. Este resultado está atado a los planes de “zero-rating” por el cual las empresas -proveedoras de Internet- facilitan el acceso gratuito a un grupo limitado de aplicaciones móviles, restringiendo el acceso a toda Internet, limitando el compartamiento a las condiciones del plan y de la app y por último violando un principio -regulado en muchos de nuestros países de la región- conocido como Neutralidad en la red, según el cual todos los paquetes de datos deben tratarse de igual manera.

¿Cómo este zero rating afecta a nuestra forma de consumir como mujeres?

Este acceso restringido a Internet para grupos de personas con excasos recursos y en especial a mujeres y niñas afecta directamente a la forma de consumir Internet, no sólo limitando a la aplicación sino también a la información que se requiere para acceder por ejemplo a temas de sexualidad y derechos sexuales, salud reproductiva, un tema tabú culturalmente en nuestros paises de la región. Creemos que esto podría impactar los embarazos no deseados a mujeres y niñas menores, este último es reconocido como producto de violencia sexual, ejercida por integrantes de la familia (abuso sexual incestuoso), conocidos, vecinos, o extraños por el cual se estima que en el mundo cada año se producen 2 millones de partos de niñas menores de 15 años. “De mantenerse la tendencia actual, esta cifra llegará a tres millones en el 2030”18 Detras del embarazo infantil forzado subyace “el esterotipo de mujer instrumental” como principales reproductoras por lo que el Estado se niega, dificulta, demora y/o obstaculiza la interrupción del embarazo basandose en preceptos religiosos19.

El zero rating está dirigida por proveedoras de Internet que tiene intereses comerciales que no buscan ofrecer una Internet sin límites. Desde una perspectiva de género esto es inaceptable, la internet debe ser libre y abierta sin importar sus condiciones de vida e ingresos. El alcance de la información que ofrece la tecnología digital no puede ser limitada por aplicaciones que finalmente condicionan los hábitos de consumo, esto impacta a la forma de acceder a otros sitios fuera de las aplicaciones gratuitas que podrían servir para verificar la veracidad de la información compartida o prioridades de información que la usuaria necesita. El estudio “Madres Niñas” sobre embarazo infantil de la región no incluye embarazos de adolescentes que arrojan un número mucho mayor, sin embargo está demás decir que esta situación debe revertirse a través de la prevención, acceso a la información que puede potenciarse con el acceso a una Internet no restringida y erradicación a través de políticas públicas si la aspiración de los Estados es la igualdad de derechos.

Ante esta situación, ¿la tecnología es parte de la solución o parte del problema?

Evidentemente los números arrojan que Internet, compuesta por lenguajes de código y contenidos, está construida por el Norte global y mayoritariamente por hombres. Por tanto esta tecnología conforma un sistema de exclusión que ha sufrido de una prolongada incapacidad de reducir la brecha de género. Las políticas actuales se limitan a generar oportunidades para intentar solucionar esta desigualdad, pero sólo se ha logrado mantener y reforzar la brecha digital, además de la educativa, económica, etc..

Si se considera a las TIC como un factor de cambio social, entonces es claro que la tecnología no es neutra ni imparcial. Las políticas tecnológicas deben ser dirigidas hacia el empoderamiento de las mujeres, de los grupos excluidos y vulnerables como la comunidad LGTBQi y las comunidades originarias.Este bajo nivel de apropiación de las TIC por parte de las mujeres, lleva a conclusiones apresuradas como por ejemplo, afirmar que tienen “desinterés por la tecnología” o “reacción a los procesos de cambio tecnológico”. Esta idea nace a partir de la incapacidad de reconocer los múltiples roles de las mujeres en la sociedad y la sobrecarga que esto conlleva. En palabras de Eva Rathgeber (2000):

“la mujer debe responder a la presión de múltiples obligaciones y no puede tomarse el tiempo para experimentar con nuevas tecnologías, menos aún si los beneficios potenciales no son evidentes”.

Desde TEDIC nos encontramos trabajando en incluir en las agendas de organizaciones y grupos de género a nivel local, planes y estrategias de resiliencia digital tales como seguridad digital en procesos permanente para preservar la infraestructura, su forma de consumir y producir en Internet. Asimismo hemos realizado talleres sobre sexting20 -enviar contenido erótico como fotos o videos íntimos a través de nuestros celulares – como una forma de empoderamiento y control del cuerpo, autoderminación para una comunicación libre y segura en Internet.

Otra experiencia a resaltar es GirlsCode21, comunidad mundial que tiene sus capítulos en la región, busca desarrollar capacidades a niñas y jóvenes en programación insentivando desde temprana edad la incorporación de las mujeres en el área de la tecnología de la información.
Las Luchadoras22 de México proponen combatir los esterotipos de género compartiendo historias de mujeres guerreras en la red. El laboratorio de Interconectadas de México23 que tiene como fin construir conocimiento colaborativo a través de las tecnologías libres desde una perspectiva hackfeminista. También se encuentra la campaña regional “Dominemos la tecnología”24 que actualmente cumple 10 años de existencia construyendo historias colectivas sobre empoderamiento de la mujere en la tecnología y violencia hacia las mujeres.

Y finalmente existen iniciativas que cuestionan con humor las relaciones de poder en el entorno el línea como por ejemplo el proyecto de “All male panels”25 que documenta paneles, seminarios, eventos y varias posibilidades que exponen sólo a los hombres expertos. Alerta Machitroll26, una campaña busca generar reflexiones sobre la violencia de género en la red, ilustrando al machista y misognino como un troll y neandertal.

¿Cuál es el desafío de los Estados para que la apropiación de las mujeres en la tecnología sea integral?

No existen recetas ni atajos para revertir esta situación: es un proceso contínuo de resistencias y luchas para el reducir la brecha de género en todos los ámbitos: digital y fuera-de-línea. Las políticas públicas deben prever esta dualidad en sus procesos de inclusión de mujeres y minorías, además de compartir la mesa de debate de gobiernos y corporaciones, que son espacios donde también se toman las decisiones relacionadas a las mujeres y tecnología. Tampoco se puede hablar de brecha digital de género y empoderamiento a través de las TIC, sin incluir una reforma integral de la política macroeconómica.

Otra de las formas, podría ser creando nuevas tecnologías con perspectiva de género y no solamente la apropiación de las tecnologías tal como están hoy. En otras palabras, se debería vincular la potencia de estas herramientas con los intereses de la mujeres. En América Latina existen acciones feministas y transfeministas para una apropiación “caleidoscópica” de la tecnología27 que buscan resistir estas políticas de exclusión. Algunos ejemplos de estas acciones son: editatones de Wikipedia, talleres de software libre y plataformas libres, sexting seguro, Do it yourself en TICs, anonimización, seguridad digital, entre otros.
Por otro lado, las relaciones, redes y comunicaciones en Internet, se ven constantemente amenazadas por la vigilancia y el lucro de las grandes empresas a partir de los datos personales. La tecnología con perspectiva de género debería buscar espacios de seguridad28, libre de censura y autocensura. Facebook, Google, Instagram, Twitter, Youtube no son espacios de seguridad. El proyecto Online Censorship29 –que busca documentar los contenidos removidos– ha demostrado que las gran mayoría de las denuncias por parte de usuarios durante noviembre 2015 a marzo de 2016, eran relacionadas a desnudez, que subjetivamente equiparaban con pornografía30. Muchas de ellas incluían pezones femeninos, mientras que sus pares masculinos pueden aparecer sin censuras en dichas redes.

Sobre la misma línea se encuentran las aplicaciones que recolectan y lucran los datos de fertilidad y reproducción que tienen un impacto directo a la salud y los derechos de las mujeres, posibilitado a la cuantificación del cuerpo a escalas nunca vistas.31 Según las empresas -proveedoras de las apps- recolectan sobre “los ciclos menstruales favorece el progreso científico y empodera a las mujeres”.
“Qué significa esta cuantificación masiva del cuerpo de las mujeres para la creación de nuevas normalidades, nuevos estándares de indicadores reproductivos y ginecológicos basados solo en aquellas mujeres que tienen acceso a estas aplicaciones y se toman la molestia de usarlas”. Vanessa Rizk e Dalia Othman32

Los algoritmos reflejados en gráficos y números puede transformar la forma que las mujeres se relacionan con su salud, sin embargo no existe transparencia en la forma que recolectan, cómo funciona el algoritmo e incluso su rol en la aplicación para el monitoreo de la salud de las mujeres.

Nuestra tarea es deconstruir el pensamiento lineal sobre la neutralidad de la tecnologías, cosificar a la tecnología como algo puramente material y creer en la imparcialidad de las prácticas e ideologías sociales. En Brasil, existe un proyecto de proveedoras de Internet comunitarias33 que hackea la visión estancada sobre las TIC, en el que buscan un modelo diverso y alternativo al actual sistema de conexión a Internet, sin empresas intermediarias, donde la comunidad genera su propia red y la administra, generando a su vez sus propios contenidos y comunicaciones. Como lo expresa Haraway: son necesarias la generación de colectividades, bunkers para extraer sin miedo los códigos de la escritura social34. Según Naciones Unidas, la eliminación de la disparidad entre los géneros en el empleo podría aumentar el PIB mundial en 12 billones de dólares para 2025 aumenta la innovación, mejora la adopción de decisiones y beneficia a sociedades enteras.

Es decir, que los Estados deberán dar un giro con urgencia hacia una mirada con perspetiva de género para revertir en parte la desigualdad y la violencia hacia las mujeres, grupos LGTBQi y comunidades indígenas que no solo impactará en la economía mundial sino en otros ámbitos como la tecnología. Sobre esta misma base se deberá repensar una perspectiva politizada de la tecnología, en especial en el uso y aplicación de datos.
En casos mas concretos los planes nacionales de Ciberseguridad de la región deben poner énfasis en la seguridad digital de la persona con un enfoque de género y no a la infraestructura como actualmente está centrado35También se deberán tomar medidas para una aplicación real en la protección de los datos personales y elevar los estándares de la región para evitar los abusos de tratamientos de datos y vigilancia masiva y desproporcionada a los que habitamos Internet.

Hacia una Internet feminista – Ciberfeminismo

Ante esta realidad muchas de nosotras nos proponemos buscar una Internet feminista, que implica repensar cómo habitamos Internet y cómo vivimos nuestra política, nuestro activimos a través de ella.
Nos planteamos desde una posición de interpelar el discurso de la red, las relaciones de poder que existe en el entorno en línea: clase social, raza, religión y género; de cuestionar la formalidad y la neutralidad de la tecnología y las regulaciones que se aplican en red. Buscamos ser mas asertivas, empoderadas de la tecnología, tratamos de lograr objetivos políticos concretos a través de la resistencia ciberfeminista como utilizar los espacios públicos en línea y fuera de ella para generar experiencias extremas tales como: el uso de drones para el aborto seguro, creaciones de una persona no-binaria en Internet y escrache público a hombres machistas y violencia machista indiferenciando el espacio público- privado como una práctica de solidaridad y sororidad con mujeres que tienen miedo a la denunciar y por último forzar a los Estados a incluirnos en los planes y estratégias políticas, económicas, sociales y culturales que impactan nuestro entorno en línea con perspectiva de género.

Al cierre de este documento, estamos a la espera de la sentencia de la Cámara de Apelación sobre el amparo en el Poder Judicial. Por otro lado la periodista agredida cuenta con todas las pruebas que visibilizan a los agresores y la conversación donde le amenazan de violación sexual contra ella. Con estas pruebas ella podría presentar una querella en el ámbito penal, sin embargo no quiere generar otra instancia judicial pues tiene miedo y le representa un aumento de estrés. Esto es lo que sucede a muchas mujeres y es comprensible: la violencia real de género no arroja números exactos, se estima que la cantidad de denuncias recibidas puede ser 5 veces mayor a las que se reciben en instancias de persecución penal.

Esta lucha no tiene fin. Ser una Ciberfeminista, nos interpela, nos ejercita todos los días a perder el miedo a las máquinas de poder y busca conocer cómo se conectan los cables submarinos de Internet y cables culturales, no nos hace temer a la autoexploración del cuerpo36 y burla la obsolencia programada para abrir las computadoras para reconstruirlo con perspectiva de género. Como dijo Haraway: “Prefiero ser cyborg que diosa37”.
Ante todo esto, como mujeres organizadas no vamos a parar, apelaremos en caso del amparo hasta agotar las instancias nacionales e internacionales. Porque la resolución de jueza paraguaya proviene de una sociedad patriarcal, en consecuencia alienta el discurso de la violación, ignorando el interés público de la publicación del chat y termina reforzando al mismo sistema.
Para construir un mundo con menos discriminación y que la libertad sea nuestra normalidad, no paramos ni cuando paramos masivamente a nivel mundial el 8 de marzo, día Internacional de la mujer porque “Roikovese ha roikoveta” que se traduce literalmente del guaraní: “Queremos vivir y viviremos”.

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